miércoles, 3 de junio de 2009

lunes, 1 de junio de 2009

Consecuencias de la Violencia de Género

Consecuencias en los niños y niñas de hogares violentos
La violencia de género, no sólo la padecen las mujeres...
Los hijos e hijas de hogares violentos también se ven afectados directa o indirectamente, es decir, siendo víctimas de malos tratos por parte de un padre agresor o como testigos de la violencia ejercida hacia la madre, con el agravante de asumir el modelo de sumisión de ella o el modelo violento del padre, ninguno de ellos recomendable.
L@s invito a ver este vídeo que nos hace reflexionar acerca de los modelos que les presentamos a nuestros hijos e hijas y sus consecuencias, espero les guste el mensaje.

La Prevención de la Violencia de género





Las estrategias para erradicar la violencia de género se enmarcan en tres objetivos fundamentales: la protección a la víctima, la condena y rechazo a la actitud del agresor y finalmente la sensibilización social frente a un problema que hunde sus raíces en disposiciones construidas socialmente. Este último objetivo es extremadamente significativo, puesto que trabaja sobre las causas que generan la violencia de género y sobre el cambio de mentalidades, que en últimas, es la única forma de conseguir acabar con el problema de forma definitiva, de aquí que los objetivos relacionados con la protección a las mujeres
víctimas y la penalización a los hombres maltratadores, deban estar apoyados en este último, la prevención de conductas que posteriormente desencadenen por un lado la sumisión y tolerancia de algunas mujeres a la violencia o por otro, la utilización normalizada de la violencia por parte de algunos hombres para resolver sus conflictos. De acuerdo con esta estrategia se reconoce que la violencia de género no sólo involucra a las víctimas y a los victimarios, sino a toda la sociedad, por cuanto todas y todos estamos involucrados en su anulación. Precisamente esta conciencia frente al problema ha hecho que los programas de prevención y sensibilización no sólo partan de instituciones oficiales sino que las entidades privadas también aporten su granito de arena; este es el caso del Programa de Igualdad "Pro mujer", incluido dentro de la obra social de Caja Mediterráneo, del cual hago parte, impartiendo talleres.
Dentro de CAM "Pro mujer", se establece un programa específico de prevención de la violencia de género denominado "Conocer para cambiar la mirada".
El enfoque de dicho programa establece el trabajo con tres grupos específicos: En primer lugar las asociaciones de mujeres, pues son ellas por su condición las personas próximas a padecerlo. Por otra parte, también se considera primordial el trabajo con niños/as de primaria y adolescentes en Institutos, porque es esta etapa de la vida en donde es pertinente trabajar la igualdad con responsabilidad, dado que a estas edades los chicos y las chicas asumen gran cantidad de información trascendental luego para la vida adulta. y por último, "Conocer para cambiar la mirada" trabaja con grupos de profesionales, de las áreas de los servicios sociales y de los medios de comunicación, cuya labor está directamente relacionada con la intervención a las mujeres víctimas y con la transmisión de los hechos acaecidos. Sin duda, esta labor de Caja Mediterráneo, es digna de ser reproducida y propagada, de aquí mi reconocimiento en este apartado.
En la imagen que se aprecia, dos de los profesionales en un Instituto de Ibiza.






jueves, 28 de mayo de 2009

Violencia de Género

¿De qué hablamos cuando hablamos de violencia de género?

En nuestra sociedad todavía persisten grandes trabas para la igualdad real entre los sexos. La violencia que se ejerce contra las mujeres representa uno de los mayores obstáculos para su plena ciudadanía.

Violaciones de los derechos humaos los sufren tanto hombres como mujeres en todo el mundo, pero la que sufren las mujeres tiene unas características muy concretas relacionadas con la distribución desigual del poder, con la dominación masculina, esta violencia tiene que ver con la condición de mujeres exclusivamente con el sexo y en ocasiones con el hecho de tener una pareja o haberla tenido.

Hablar de violencia contra las mujeres desde la perspectiva de género, significa reconocer la dominación masculina en el sistema patriarcal donde se ejerce y hasta se justifica la violencia, la distribución de poder y las relaciones desiguales entre hombres y mujeres en nuestra sociedad, estas relaciones desvalorizan lo femenino subordinándolo a lo masculino.

Según algunas expertas “lo que diferencia a este tipo de violencia de otras formas de agresión y coerción es que el factor de riesgo o de vulnerabilidad es el mero hecho de ser mujer”. Es decir muchos actos violentos se producen por el mero hecho de violentara las mujeres para ejercer un poder sobre ellas y por ello, las expertas señalan que deben entenderse como una exacerbación de la misoginia.

Definiciones

Las agresiones contra las mujeres tienen algunas características que permiten identificarlas como violencia de género. En la Conferencia de Beijing de 1995 (IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre las Mujeres): “La violencia contra las mujeres es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres, que han conducido a la dominación masculina, a la discriminación contra las mujeres por parte de los hombres y a impedir su pleno desarrollo”

En la Conferencia de Derechos Humanos de Viena de 1993: “Cualquier acto contra las mujeres que suponga el uso de la fuerza o la coacción con intención de promover o de perpetuar relaciones jerárquicas entre los hombres y las mujeres”.

La Ideología machista, causa de la violencia de género

¿Qué es y de dónde proviene el machismo?

El machismo es un conjunto de creencias, costumbres y actitudes que sostienen que el hombre es superior a la mujer en inteligencia, fuerza y capacidad. Es decir, asignan a las mujeres características de inferioridad. Por lo tanto quienes creen en el machismo o han sido educados en él, consideran que es el hombre quien tiene poder de decisión y elección, quien puede mandar y ordenar, conquistar y proponer en las relaciones afectivas y sexuales, quien debe recibir mayor retribución económica, entre otras creencias. Además, consideran que hay oficios para hombres y otros para mujeres, así como actividades exclusivas para hombres, por eso es usual escuchar que el hombre no debe asumir tareas del hogar (barrer, cocinar, planchar...) y que las mujeres no deben realizar tareas que impliquen el uso de la fuerza.

Las creencias machistas han pasado de generación en generación y por eso aún hoy muchas personas en distintas sociedades y culturas las conservan e incluso las ven como algo normal. En otros casos, el machismo ha permeado tanto la educación escolar, familiar y los medios de comunicación, que no se ve como una creencia sino como algo natural, es decir, se asume que biológicamente las mujeres son frágiles, dependientes e incapaces para desarrollar determinados trabajos u oficios. Sin embargo, muchas otras sociedades han relegado el machismo e intentan tener relaciones equitativas entre hombres y mujeres.

Por tratarse de una idea creada por las personas y la cultura, el machismo puede transformarse; pues hombres y mujeres tienen los mismos derechos y por lo tanto deben gozar de las mismas oportunidades.

jueves, 19 de marzo de 2009

¿Por qué el mito de Antígona?


Creo conveniente señalar antes de explicar mi inclinación por este personaje trágico, que me interesan los temas que traten acerca de la Violencia de Género y de la forma en que esta puede frenarse y, lo que sería mejor, eliminarse por completo. Precisamente mi labor actual está sujeta a la prevención de la Violencia de Género en institutos y asociaciones de mujeres brindando talleres que visibilicen no sólo la problemática que percibimos de manera inmediata a través de los medios de comunicación, sino además las causas que posibilitan y legitiman su persistencia en el tiempo.

Ahora bien, teniendo en cuenta que una de esas causas son las creencias sexistas que nos condicionan a mujeres y a hombres a cumplir con roles específicos y con una serie de estereotipos configurados a partir de nuestras diferencias biológicas, que en definitiva limitan nuestra libertad y nuestra capacidad de elección encasillándonos en modelos simplistas de lo femenino y lo masculino que representan "el deber ser" de la mujer y del hombre, creo fervientemente que una manera de contrarrestar este flagelo es precisamente trasgrediendo esas normas interiorizadas y normalizadas como naturales que en el caso de los hombres los asocia con la fuerza, la actitud beligerante y dominante que los lleva en ocasiones a convertirse en victimarios y en el caso de las mujeres las relaciona con la sumisión, la abnegación, la pasividad, que en últimas las expone en la mayoría de los casos a ser las víctimas.

Nuestra sociedad no necesita ni víctimas, ni victimarios requiere seres humanos libres para elegir con qué actitudes quieren identificarse, personas que vivan en espacios compartidos y no jerarquizados por sexo, que disfruten de una vida en donde las responsabilidades así como los buenos momentos se compartan equitativamente.

Todo lo anterior, me hace pensar de manera metafórica que la tragedia griega de Antígona, a pesar de su antigüedad, está vigente en cada sociedad, en donde exista desigualdad entre hombres y mujeres (que desafortunadamente son la mayoría) pues creo que al igual que Antígona en su momento debió enfrentarse a preceptos impuestos por un orden jerárquico, en casi todas las sociedades del mundo del siglo XXI, las mujeres aún nos enfrentamos a obstáculos para ejercer nuestros derechos.

Se trata, entonces, de cuestionar los discursos para derribar el significado que el lenguaje les confiere. De aquí que la historia de Antígona y su hermana Ismene evoque las dos posibilidades que tienen las mujeres de hoy para enfrentar este orden injusto y malintencionado

Por un lado la resignación, representada por Ismene que teme morir si se revela ante Creonte (que incluye a aquellas mujeres que no quieren o no pueden alterar su situación de dominación) y por otra parte, la oposición decidida llevada hasta sus últimas consecuencias, representada por Antígona (que se refiere a todas aquellas que han decidido dejar de ser objetos pasivos para convertirse en sujetos conscientes de sus vidas)

Creo también, que debido a las raíces de esta violencia que se hunden en los imaginarios socioculturales, es necesario además del castigo a quienes la ejercen, trabajar de forma paralela en el cambio de mentalidades si de lo que se trata es de acabar con ella, y eso se logra educando en igualdad, socializando a mujeres y hombres de manera paritaria, por cuanto es la última de las opciones señaladas la que conducirá a derrotar este problema.

Para ello, se necesitan más Antígonas y menos Creontes, pues no será suficiente con que todas las mujeres asuman el ejercicio de su libertad, será indispensable que los hombres no vean en ello una amenaza y lo acepten sin oponer resistencia y mucho menos sin ejercer violencia. Sólo entonces, cuando hombres y mujeres vivamos en igualdad seremos dignos de llamarnos seres humanos.